sábado, 2 de julio de 2011

El Señor Jesús me hace mantener Su Camino.



Proverbios 2:8-17; Salmo 25:19-21; Proverbios 11:4-5
 

Para guardar el curso de la justicia y preservar el camino de aquellos que le temen a Él. Entonces entenderás rectitud, justicia, equidad y todo buen camino.  Pues la sabiduría entrará en tu corazón, el discernimiento será agradable a tu alma, el buen consejo te protegerá, y el entendimiento Santo te guardará. Ellos te salvarán del camino de la maldad y de aquellos que hablan engañosamente,  que dejan la senda de la honestidad para caminar en la senda de la oscuridad, que se deleitan en hacer el mal y tienen alegría en ser testarudamente perversos,  cuyas sendas son torcidas y cuyos caminos son perversos.  Ellos te salvarán de la mujer extraña, de la mujer licenciosa de habla halagadora, quien abandona la instrucción que tenía en su juventud y se olvida del Pacto de Elohim.

·        Mira sobre mis enemigos, pues se han multiplicado y me han odiado con odio injusto. Guarda mi alma y libérame; no dejes que sea avergonzado, porque yo he tomado refugio en ti. La integridad y la rectitud se han unido a mí, porque mi esperanza está en ti, O YAHWEH.

·        En el día de la ira, las riquezas no ayudan; más la justicia rescata de la muerte. La justicia del inocente allana sendas sin culpa, mas la perversidad encuentra tratos injustos.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS


El Señor Jesús me guía en el Camino de la justicia y preserva mi camino.  Entiendo la justicia, la equidad y todo buen camino. La Sabiduría encuentra su hogar en mi corazón y el conocimiento es agradable para mi alma.  La discreción me conserva y la comprensión me protege. A través de estos soy liberado de los malos y perversos que hablan en mi contra.  He sido liberado de los que salen de los caminos de la rectitud para andar en el camino de la oscuridad.  He sido liberado de aquellos que se regocijan en el mal y el placer en los caminos de los malvados.  He sido liberado de aquellos cuyas intenciones son malvadas y cuyos caminos se pervierten.  He sido liberado de la seductora que halaga con sus palabras, que abandona al compañero de su juventud y se olvida del pacto de su Dios. Por la sabiduría y discreción, mi vida esta a salvo.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.