viernes, 14 de enero de 2011

El Padre Me Ha Dado Su Espíritu

Juan 14: 15-21; Hecho1:8  (SRV2004)
Juan 14:15-21  Si me amáis, guardad mis mandamientos; y yo rogaré al Padre, y él os dará otro consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; mas vosotros le conocéis; porque mora con vosotros, y estará en vosotros.  No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; mas vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, éste es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Hechos 1:8  Mas recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo; y me seréis testigos, a la vez, en Jerusalem, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Yo amo a Jesús con todo mi corazón y obedezco Sus mandamientos. Él ha pedido al Padre que me de un Consolador, Fortalecedor y Maestro, que permanecerá conmigo para siempre, Él es El Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir porque no lo conoce ni lo ve. Yo lo conozco y lo recibo por fe.  Él ha fijado Su residencia dentro de mi espíritu, literalmente mora dentro de mí en este momento. Dios, el Espíritu Santo, habita en mi corazón. Jesús no me ha dejado solo, desolado o desamparado. Jesús continúa viviendo en mí.  Porque Él vive,  yo vivo también.  Mientras Jesús está en el Padre, yo estoy en Él,  y Él está en mí.  Muestro mi amor por Él al obedecer sus mandamientos y hacer todo lo que Él me ha enseñado.   Soy amado profundamente  por mi Padre Celestial, y el mismo Jesús me ama y se manifiesta a sí mismo en mí por medio del Espíritu Santo,  y por  Su vida en mi espíritu, he recibido el poder (capacidad milagrosa)  de  parte de Dios,  para convertirme  en un testimonio vivo,  que demuestra la presencia de Dios en mi vida, mi familia, mi barrio, mi ciudad, mi país y hasta lo último de la tierra.

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.