Lucas 6:20-23; Apocalipsis 1:5-6; Nehemías 8:10; Gálatas 4:5-6; Lucas 12:32; 2 Corintios 8:9; Efesios 2:6-14; Salmo 126:5; 2 Timoteo 3:12
Alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados
vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los
que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora
lloráis, porque reiréis. Bienaventurados
seréis cuando los hombres os odien, os aparten de sí, os insulten y desechen vuestro nombre como
malo por causa del Hijo del hombre. Gozaos en aquel día y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los
cielos, porque así hacían sus padres con
los profetas.
Y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los
muertos y el soberano de los reyes de la
tierra. Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su
sangre y nos hizo reyes y sacerdotes
para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de
los siglos. Amén.
Luego les dijo: Id, comed alimentos grasos, bebed vino dulce y enviad porciones a los que
no tienen nada preparado; porque este es
día consagrado a nuestro Señor. No os
entristezcáis, porque el gozo de Jehová
es vuestra fuerza.
Para redimir
a los que estaban bajo la Ley, a
fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,
el cual clama: "¡Abba,
Padre!"
No temáis,
manada pequeña, porque a vuestro
Padre le ha placido daros el Reino.
Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo
rico, para que vosotros con su pobreza
fuerais enriquecidos.
Juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús, para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús, porque por gracia sois salvos por medio de la
fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras,
para que nadie se gloríe, pues
somos hechura suya, creados en Cristo
Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada
circuncisión hecha con mano en la carne.
En aquel tiempo estabais sin Cristo,
alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero
ahora en Cristo Jesús, vosotros que en
otro tiempo estabais lejos, habéis sido
hechos cercanos por la sangre de Cristo. Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación.
Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
Y también todos los que quieren vivir
piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
Soy bendecido, estoy satisfecho y lleno de alegría y del favor de Dios
Todopoderoso a pesar de mi condición externa.
Dios me ha hecho un real sacerdote de Su casa y me ha heredado el reino
de los cielos. Toda pobreza y aflicción debe
ser quitada de mi vida conforme voy tomando mis derechos como hijo de Dios y
heredero del pacto de la promesa. Estoy satisfecho,
lleno de alegría y del favor de Dios Todopoderoso, porque toda el hambre y sed por
Él ha sido llenada en el Señor Jesús, en El estoy completamente satisfecho. Todo
dolor se ha convertido en risa. Soy un hombre que está hombro con hombro con el Señor Jesús,
Dios del universo y creo que es algo totalmente maravilloso! Me distingue como un
compañero de los patriarcas del pasado que no comprometían su fe por nada ni
por nadie. Cualquier persecución a causa
de proclamar el Evangelio de Jesucristo, hace una declaración innegable para los dos mundos naturales y el
espiritual, que soy un hijo de Dios, lo
cual garantiza y deposita una enorme recompensa en mi tesoro celestial! ¡Qué bendición es ser señalado como alguien nacido
de nuevo, como hijo del Dios vivo! ¡Aleluya!
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el
Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16;
Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en
otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.
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