lunes, 19 de septiembre de 2011

Bienaventurado el que confía en el Señor Jesús


Salmo 40:1-4;  1 Juan 5:14-15; Salmo 27:5-6
Pacientemente esperé a Jehová,  y se inclinó a mí y oyó mi clamor,  y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;  puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos.  Puso luego en mi boca cántico nuevo,  alabanza a nuestro Dios.  Verán esto muchos y temerán,  y confiarán en Jehová.  ¡Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza  y no mira a los soberbios  ni a los que se desvían tras la mentira!

Esta es la confianza que tenemos en él,  que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,  él nos oye.  Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos,  sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

Él me esconderá en su Tabernáculo en el día del mal;  me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto. Luego levantará mi cabeza  sobre mis enemigos que me rodean,  y yo sacrificaré en su Tabernáculo sacrificios de júbilo;  cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.


 DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Espero pacientemente la respuesta a mis plegarias.  Sé que Su oído se inclina a mi petición y que el Señor Jesús es siempre fiel.  Él me libra del hoyo profundo  y me saca del lodo cenagoso.  Dios ha puesto mis pies sobre la Roca y guía todos mis pasos.  El Señor Jesús ha puesto una nueva canción en mi boca y las alabanzas inundan mis labios.  Muchos verán lo que Él ha hecho en mi vida y creerán.  Debido a la respuesta que Dios ha dado a mis oraciones, muchas almas serán ganadas para Su Reino.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan
3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv