miércoles, 26 de enero de 2011

Sobre Toda Cosa Guardada, Guarda Tu Corazón

Proverbios 4:23-27 RV95
Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón,  porque de él mana la vida.  Aparta de ti la perversidad de la boca,  aleja de ti la iniquidad de los labios.  Que tus ojos miren lo recto  y que tus párpados se abran a lo que tienes delante.  Examina la senda que siguen tus pies  y sean rectos todos tus caminos.  No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;  aparta tu pie del mal.

                                                          
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Por encima de todo, diligentemente guardo mi corazón porque es la fuente de mi vida. No hablo perversamente, ni soy obstinado, ni hablo mal. No hablo ningún lenguaje contrario a la Palabra de Dios ni palabras corruptas salen de mi boca. Mis ojos miran al frente, se fijan en el premio que está por delante de mí. Puedo lograr mis metas sin distracciones ni vacilaciones. Medito deliberadamente sobre cada paso que doy. Avanzaré de forma estable y no seré atraído a los caminos del diablo. Sigo el camino del Señor Jesús.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén