sábado, 4 de junio de 2011

El Señor Jesús está conmigo y Sus ángeles luchan a mi favor.


2 Reyes 6: 13-18; Salmo 55:18; Hebreos 1:14; Mateo 26:53

·—Pues entonces averigüen dónde está —ordenó el rey—, para que mande a capturarlo. Cuando le informaron que Eliseo estaba en Dotán,  el rey envió allá un destacamento grande, con caballos y carros de combate. Llegaron de noche y cercaron la ciudad. Por la mañana, cuando el criado del hombre de Dios se levantó para salir, vio que un ejército con caballos y carros de combate rodeaba la ciudad. — ¡Ay, mi señor! —Exclamó el criado—. ¿Qué vamos a hacer? —No tengas miedo —respondió Eliseo—. Los que están con nosotros son más que ellos. Entonces Eliseo oró: «Señor, ábrele a Guiezi los ojos para que vea.» El Señor así lo hizo, y el criado vio que la colina estaba llena de caballos y de carros de fuego alrededor de Eliseo. Como ya los sirios se acercaban a él, Eliseo volvió a orar: «Señor, castiga a esta gente con ceguera.» Y el Señor hizo lo que le pidió Eliseo.

·         Aunque son muchos los que me combaten, él me rescata, me salva la vida en la batalla que se libra contra mí.
·         ¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación?
·         ¿Crees que no puedo acudir a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de ángeles?
  
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

No tengo miedo cuando el enemigo viene como una inundación. Aunque llegue de noche y me rodee con un gran ejército, no estoy aterrorizado. Cuando otros tengan pánico y griten de miedo, yo seguiré firme. Sé en quien he puesto mi confianza, en el Señor Jesús. También sé que hay más de mi lado que todo el ejército enemigo pueda reunir.  No confío en lo que veo, porque sé que lo que no veo es donde el verdadero poder esta.  Los ángeles del Señor Jesús me han rodeado y luchan a mi favor.  Por lo tanto, no seré  sacudido y no tendré miedo!


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.