lunes, 10 de diciembre de 2012

El Señor Jesús ha puesto Su Espíritu en mi corazón.


Ezequiel  11:17-20; Salmo 105:45; Tito 3:5; Romanos 5:10; 6:14; Juan 10:10; Gálatas 4:5-6

"Adviérteles también que así dice el Señor omnipotente: Yo los reuniré de entre las naciones; los juntaré de los países donde han estado dispersos, y les daré la tierra de Israel. Ellos volverán a su tierra y echarán de allí a los ídolos detestables y pondrán fin a las prácticas repugnantes. Yo les daré un corazón íntegro, y pondré en ellos un espíritu renovado. Les arrancaré el corazón de piedra que ahora tienen, y pondré en ellos un corazón de carne, para que cumplan mis decretos y pongan en práctica mis leyes. Entonces ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.

Para que ellos observaran sus preceptos y pusieran en práctica sus leyes. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo.

Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida!   

Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley sino bajo la gracia.   

El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.

Para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos.  Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: "¡Abba! ¡Padre!"


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

He sido renovado por Dios porque ahora el Señor Jesús es mi Rey y mi Señor, por lo tanto soy parte de Su familia real.  Me ha apartado para Él, ya no soy del mundo y sus costumbres.   El Señor Jesús ha cambiado mi corazón y ahora estoy dedicado a hacer Su voluntad, Él lo ha llenado con Su Espíritu. Ya no tengo un corazón frío de piedra como los que son de este mundo, sino que  hoy Él me ha dado un corazón de carne para cumplir Su Palabra, para andar en la ley del amor, la ley del espíritu y la ley de la perfecta libertad. Vivo cada día consciente de que soy su hijo y que Él es mi Padre Celestial y mi Dios. 

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv