miércoles, 25 de abril de 2012

Guardo silencio y escucho la Palabra de mi Señor Jesús.


Eclesiastés 5:1-3; Santiago 1:21-25; 4:6-10; Oseas 6:6; Proverbios 10:19; 18:20-21; 20:25 

Vigila tus pasos cuando vayas a la casa de Elohim. Ofrenda de escuchar es mejor que los necios ofreciendo sacrificios, porque ellos no disciernen si están o no están haciendo el mal. No hables impulsivamente –que tu corazón no esté apurado para dar voz a tus palabras delante de Elohim. Porque Elohim está en el cielo, y tú estás en la tierra; así que deja que tus palabras sean pocas. Porque las pesadillas vienen por preocuparse mucho; y la voz de un necio está en la multitud de sus palabras.

De modo que, despójense de toda vulgaridad, maldad obvia y reciban con mansedumbre la Palabra implantada en ustedes para salvar sus vidas. No se engañen a ustedes mismos por sólo oír lo que la Palabra dice, ¡sino háganlo! Porque el que oye la Palabra, pero no hace lo que ella dice, es como alguien que mira su cara en el espejo,  se mira a sí mismo, se retira e inmediatamente se le olvida como luce. Pero la persona que mira atentamente la ley  perfecta, la que da libertad, y continúa volviéndose, no en un oidor olvidadizo, sino en un hacedor de las obras requeridas por ella, entonces será bendito en lo que hace.

Pero él da mayor gracia.  Por esto dice: "Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes".  Someteos,  pues,  a Dios;  resistid al diablo,  y huirá de vosotros. Acercaos a Dios,  y él se acercará a vosotros.  Pecadores,  limpiad las manos;  y vosotros los de doble ánimo,  purificad vuestros corazones.  Afligíos,  lamentad y llorad.  Vuestra risa se convierta en lloro y vuestro gozo en tristeza.  Humillaos delante del Señor y él os exaltará.

Porque misericordia quiero y no sacrificios,  conocimiento de Dios más que holocaustos.

En las muchas palabras no falta pecado;  el que refrena sus labios es prudente.

Del fruto de la boca del hombre se llena su vientre;  se sacia del producto de sus labios.  La muerte y la vida están en poder de la lengua;  el que la ama,  comerá de sus frutos.

Una trampa es para el hombre hacer apresuradamente voto de consagración   y reflexionar después de haberlo hecho

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Cuando presento ante el Señor Jesús mi Dios para adorar, considero cuidadosamente mi corazón.  Soy un hombre que se acerca a Dios para conocerlo y aprender Su Palabra para poner por obra lo que Su Palabra me dice.  No soy un hombre olvidadizo ni tampoco alguien que promete algo y no lo cumple, sino que tengo mucho cuidado de hacer y mantenerme firme en la Verdad de Su Palabra.  Mis palabras van en línea con la Palabra de Dios y las declaro con la confianza total de que mi Señor Jesús cumplirá su propósito en mi vida y concederá las peticiones que le haga, porque pido de acuerdo a Su Voluntad.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

Nota: Este blog esta todos los días en la misma dirección, búscalo y compártelo con tus amigos y familiares.