miércoles, 16 de marzo de 2011

Soy Un Hacedor De La Palabra de Dios.


 Santiago 1: 19-25 RV95
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse, porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, ese es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural; él se considera a sí mismo y se va, y pronto olvida cómo era. Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Soy pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira, porque la ira me aleja de la justicia que Dios me ha dado.  Dios me ha dado a Jesús, Él es mi Justicia. Por lo tanto, he sido liberado de toda inmoralidad, echo fuera la maldad que es tan frecuente en la sociedad actual, y recibo humildemente la Palabra de Dios, la cual es  plantada dentro de mi espíritu, y me libra de toda maldad.  No soy tan solo un oyente, sino también un hacedor de la Palabra.  Escucho con atención, para procurar el entendimiento, para poder hacer exactamente lo que la Palabra me está guiando a  hacer.  No soy como el hombre que oye la Palabra, pero no actúa sobre ella.  No veo mi cara en el espejo de la Palabra de Dios  y luego me olvido quién soy. Por el contrario, escucho la Palabra, hago una imagen dentro de mí de lo que soy y lo que tengo en Cristo, no sólo para conocerlo, sino también para vivirlo. Miro atentamente en la perfecta ley de la libertad (en Cristo) y  soy fiel a lo que he aprendido. La Palabra se ha convertido en la vida que  vivo, y cómo lo vivo, sin olvidar quién soy y lo que tengo en Cristo Jesús, por lo tanto soy bendecido en todo lo que hago.
 

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.