jueves, 20 de enero de 2011

Sobre Una Roca Me Pondrá En Alto

Salmo 27:4-7  RV95
Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré: que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová y para buscarlo en su Templo. Él me esconderá en su Tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto.   Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y yo sacrificaré en su Tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Soy hijo de Dios y vivo en Su presencia para siempre. Con mis propios ojos he de ver el esplendor de Su gloria. Pero por ahora, voy a mirar hacia dentro de este santo templo (el templo de mi cuerpo) para tener comunión íntima con Él.  En el día de la angustia, el Señor me guardará en Su santa morada. Me esconderá en el refugio de Su tabernáculo, y me hará parar en la Roca inamovible que es Jesucristo  en quien estoy seguro. Él me ordena mantener mi cabeza en alto por encima del enemigo que me rodea, dando voces  de alegría y voces de júbilo a pesar de lo que veo.  Le ofreceré el sacrificio de mis alabanzas en cada situación – cantando y haciendo música para Él con todo mi corazón.

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.