martes, 27 de septiembre de 2011

¡Para que Dios Padre sea glorificado por el Señor Jesús!


1 Pedro 4:7-11; 1 Tesalonicenses 5:6-9; Santiago 5:16; Proverbios 10:12;  Hebreos 13:1-2; Efesios 4:11-12, 29; Romanos 12:6-9; 1Corintios 10:31

El fin de todas las cosas se acerca;  sed,  pues,  sobrios y velad en oración.  Y ante todo,  tened entre vosotros ferviente amor,  porque el amor cubrirá multitud de pecados.  Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.   Cada uno según el don que ha recibido,  minístrelo a los otros,  como buenos administradores  de la multiforme gracia de Dios.  Si alguno habla,  hable conforme a las palabras de Dios;  si alguno ministra,  ministre conforme al poder que Dios da,  para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo,  a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.  Amén.

Por tanto,  no durmamos como los demás,  sino vigilemos y seamos sobrios,  pues los que duermen,  de noche duermen,  y los que se embriagan,  de noche se embriagan.  Pero nosotros,  que somos del día,  seamos sobrios,  habiéndonos vestido  con la coraza de la fe y del amor,  y con la esperanza de salvación como casco. Dios no nos ha puesto para ira,  sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros,  para que seáis sanados.  La oración eficaz del justo puede mucho.

El odio despierta rencillas,  pero el amor cubre todas las faltas.

Permanezca el amor fraternal.  No os olvidéis de la hospitalidad,  porque por ella algunos,  sin saberlo,  hospedaron ángeles.

Y él mismo constituyó a unos,  apóstoles;  a otros,  profetas;  a otros,  evangelistas;  a otros,  pastores y maestros,  a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,  para la edificación del cuerpo de Cristo,

Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca,  sino la que sea buena para la necesaria edificación,  a fin de dar gracia a los oyentes.

Tenemos,  pues,  diferentes dones,  según la gracia que nos es dada:  el que tiene el don de profecía, úselo conforme a la medida de la fe;  el de servicio,  en servir;  el que enseña,  en la enseñanza;   el que exhorta,  en la exhortación;  el que reparte,  con generosidad;  el que preside,  con solicitud;  el que hace misericordia,  con alegría. El amor sea sin fingimiento.  Aborreced lo malo y seguid lo bueno.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Me mantengo con una mente clara, sobrio, y dominio propio para poder orar y obtener tremendos resultados.  Por encima de todo amo a mi prójimo, mi familia con todo mi corazón y mi amor cubre multitud de pecados.  Soy hospitalario con los demás sin quejarme.  Uso los dones que Dios me ha dado para servir a los demás, y fielmente administro la gracia de Dios en sus múltiples formas.  Cuando hablo, lo hago con las palabras de Dios, y cuando sirvo,  lo hago con toda la fuerza y la habilidad que Dios me ha dado.  En estas cosas,  el Señor Jesús recibe gloria.  A Él sea la gloria y el poder para siempre!


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan
3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv