martes, 28 de diciembre de 2010

El Señor Jesús Me Presta Atención.

Nehemías 1:5-6, 10-11 (SRV2004)

Le dije: «Señor, Dios del cielo, grande y temible, que cumples el pacto y eres fiel con los que te aman y obedecen tus mandamientos, te suplico que me prestes atención, que fijes tus ojos en este siervo tuyo que día y noche ora en favor de tu pueblo Israel. Confieso que los israelitas, entre los cuales estamos incluidos mi familia y yo, hemos pecado contra ti. »Ellos son tus siervos y tu pueblo al cual redimiste con gran despliegue de fuerza y poder.
Señor, te suplico que escuches nuestra oración, pues somos tus siervos y nos complacemos en honrar tu nombre. Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito y ganarse el favor del rey.»En aquel tiempo yo era copero del rey.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


El Señor es un Dios grande y temible que guarda su pacto de amor conmigo como un compromiso que amerita su máxima atención. Sus oídos están siempre atentos a mi oración y Sus ojos siempre están sobre mí.  Él escucha mis oraciones y Jesús responde a mi confianza en Su Palabra (fe). Yo amo a mi Padre con todo mi corazón y guardo Sus Mandamientos, Sus preceptos y  Su Palabra todos los días de mi vida.  El Señor me ha redimido de la destrucción por Su gran fuerza y poder - me deleito en reverenciar Su Nombre. Es por Jesús que tengo éxito cada día y Dios me da el favor para con los que me rodean.

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén