Tito 1:1-3; Mateo 28:18-20; Hechos 11:22-25;2 Corintios 5:18-20; 1 Timoteo 3:16; Números 23:19; Hebreos 1:2-3;; Salmo 119:130
Pablo,
siervo de Dios y apóstol de Jesucristo,
conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad
que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna. Dios,
que no miente, prometió esta vida
desde antes del principio de los siglos, y a su debido tiempo manifestó su
palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de
Dios, nuestro Salvador.
Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra. Por tanto, id y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en
Jerusalén, y enviaron a Bernabé para que fuera hasta Antioquía. Este, cuando llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó y exhortó a todos a que con propósito de corazón
permanecieran fieles al Señor. Era un varón bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. Después
fue Bernabé a Tarso en busca de
Saulo; y cuando lo halló, lo llevó a Antioquía.
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus
pecados, y nos encargó a nosotros la
palabra de la reconciliación. Así que,
somos embajadores en nombre de Cristo,
como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos
con Dios.
Indiscutiblemente, grande es el
misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el
Espíritu, visto de los ángeles,
predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.
Dios no es hombre, para que
mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¿Acaso dice y no hace? ¿Acaso promete y no cumple?
Dios, habiendo hablado muchas
veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos últimos días nos
ha hablado por el Hijo, a quien
constituyó heredero de todo y por quien asimismo hizo el universo. Él,
que es el resplandor de su gloria,
la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la
palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros
pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las
alturas.
La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los sencillos.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
El
Dios y Padre del Señor Jesucristo me ha nombrado para proclamar el mensaje de
salvación, para promover la confianza en Su Palabra (la fe) que ha sido dada a
los que hemos creído en El, para guiar a otros al conocimiento de Su Verdad que
conduce a toda piedad. Proclamo la fe y
el conocimiento, que se basa en la esperanza de Vida eterna, que Dios nos
prometió desde antes de la fundación del mundo, y El no miente. Ahora
es el tiempo designado, de acuerdo con el plan pre—establecido por Dios, para
llevar a cabo mi misión en esta tierra. Tengo
el privilegio de ser portador de Su Palabra a un mundo herido por el pecado. El Dios de todo el universo me ha confiado Su Palabra
infalible, a Su Hijo a través del Espíritu Santo. Por Su orden, tengo la responsabilidad de compartir
el Camino a los demás y proclamarlo a
todo el mundo en mi círculo de influencia.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: Hosanna.enriqueibarra@gmail.com
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