Colosenses 2:2-4; Efesios 1:17-23; 4:11-13; 1 Corintios 1:30; 2:6-16; 12, 13; Mateo 13:11, 15-16; Daniel 1:17, 20; 2:22-23; 2 Timoteo 3:5, 13, 16-17; 4:14-18
Me esfuerzo porque quiero que reciban consuelo y que
estén animados y unidos en amor. Quiero que tengan la sólida convicción que
viene del entendimiento para que conozcan muy bien el plan secreto que Dios les
ha descubierto ahora. Ese secreto es Cristo mismo, en quien están escondidos
todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Les digo esto para que
nadie los engañe ni les diga algo que parezca cierto pero que en realidad es
falso.
Ruego que Dios, el Padre glorioso de nuestro Señor
Jesucristo, les dé el Espíritu, fuente de sabiduría, para que entiendan los
secretos de Dios y lleguen a conocerlo verdaderamente. Pido que Dios los
ilumine con entendimiento para que vean su verdad y sepan lo que tiene
preparado para sus escogidos. Entonces podrán participar de las ricas y
abundantes bendiciones que él ha prometido a su pueblo santo. Verán también lo grande que es el poder que
Dios da a los que creen en él. Es el mismo gran poder con el que Dios resucitó
a Cristo de entre los muertos y le dio el derecho de sentarse a su lado en el
cielo. Dios ha puesto a Cristo por encima de cualquier autoridad, poder,
gobierno o dominio, tanto de este mundo como del que está por venir. Dios puso
todo bajo el mando de Cristo y lo escogió como máxima autoridad de todo para
bien de la iglesia. Cristo llena todo con su presencia, y en la iglesia se
muestra todo lo que él es.
Cristo mismo le dio dones a la gente: a unos, el don
de ser apóstoles; a otros el de ser profetas; a otros el de anunciar las buenas
noticias; y a otros el de ser pastores y maestros. Él dio esos dones para
preparar a su pueblo santo para el trabajo de servir y fortalecer al cuerpo de
Cristo. Este trabajo debe continuar hasta que estemos todos unidos en la misma
fe y en el mismo conocimiento del Hijo de Dios. Debemos seguir creciendo hasta
que seamos maduros como Cristo y compartamos su perfección.
Por medio de él, ustedes pertenecen a Jesucristo,
quien se ha convertido en la sabiduría de Dios para nosotros. Por medio de
Cristo, Dios nos aprueba, nos libra del pecado y nos santifica.
Ahora bien, es cierto que enseñamos sabiduría entre
los que son maduros. Pero la sabiduría que compartimos no viene de este mundo
ni de los que lo gobiernan, quienes están perdiendo todo su poder. Lo que enseñamos es la sabiduría secreta de
Dios que ha estado oculta desde el comienzo del mundo. El propósito de Dios es
usar esta sabiduría para nuestra gloria. Y ninguno de los gobernantes de este
mundo la entiende. Si la hubieran conocido, no habrían crucificado al glorioso
Señor. Pero, así dice la Escritura: Ningún ojo ha visto, ningún oído ha
escuchado, y nadie ha imaginado lo que Dios tiene preparado para aquellos que
lo aman. Pero Dios nos ha mostrado eso por medio del Espíritu porque lo sabe
todo, incluso los secretos más profundos de Dios. Nadie puede saber los
pensamientos de los demás. El único que sabe los pensamientos de alguien es el
espíritu que está dentro de él. Igualmente, nadie sabe los pensamientos de Dios
sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo,
sino el Espíritu que viene de Dios, para poder entender lo que Dios nos ha
dado. Cuando hablamos de eso, no usamos las palabras que nos enseñan los
humanos, sino las que nos enseña el Espíritu. Usamos palabras espirituales para
explicar lo espiritual. El que no es
espiritual no acepta lo que viene del Espíritu de Dios porque le parece una
tontería. No puede entenderlo porque eso tiene que juzgarse espiritualmente. En
cambio, el que es espiritual puede juzgarlo todo, pero a él nadie lo puede
juzgar. Pues así dice la Escritura: ¿Quién conoce la mente del Señor? ¿Quién
puede darle consejo? Pero nosotros
tenemos la mente de Cristo.
Porque el que habla en lenguas, en realidad no habla
con los demás, sino con Dios. Nadie entiende lo que dice pues dice secretos por
medio del Espíritu.
Así que, el que habla en lenguas, debe orar para que
también pueda interpretar lo que dice.
Él les respondió: -Ustedes tienen el privilegio de
entender la verdad que todavía no se ha dado a conocer sobre el reino de Dios,
pero ellos no.
Han cerrado su mente, se taparon los oídos y cerraron
los ojos. Si no fuera así, entenderían lo que ven y lo que oyen. Se volverían a
mí y yo los sanaría'. Pero ustedes son afortunados porque pueden ver y
entender.
Dios les dio a esos cuatro jóvenes la habilidad y la sabiduría
para aprender toda clase de literatura y ciencia. Daniel también podía
interpretar toda clase de visiones y sueños.
El rey les preguntaba sobre cualquier tema de ciencias
o de sabiduría y siempre el conocimiento de esos cuatro jóvenes era diez veces
mayor que el de todos los adivinos del reino.
Él revela los secretos más profundos; conoce todo lo
que hay en la oscuridad porque la luz vive junto a él! Dios de mis antepasados te doy gracias y te
alabo porque tú me has dado sabiduría y poder; me revelaste lo que te pedía.
¡Me diste a conocer el sueño del rey!
Parecerán ser muy religiosos, pero con su manera de
vivir demostrarán que en realidad
rechazan servir a Dios. Timoteo, no te metas con esa gente.
Pero los malos y los engañadores irán de mal en peor,
engañarán y serán engañados.
Toda la Escritura es un mensaje enviado por Dios, y es
útil para enseñar, reprender, corregir y mostrar a la gente cómo vivir de la
manera que Dios manda. Con las Escrituras, un siervo de Dios estará listo y completamente
capacitado para toda buena obra.
Alejandro, el herrero, me trató muy mal. El Señor lo
castigará por lo que hizo. Tú también
cuídate de él porque se opuso a nuestra enseñanza. En mi primera defensa nadie
me ayudó, todos me abandonaron. Que Dios no tome eso en contra de ellos. Pero
el Señor estuvo conmigo y me dio fuerzas para aprovechar al máximo la
oportunidad de anunciar el mensaje para que todos los que no son judíos
pudieran oír, y así me rescató de la boca del león. El Señor me salvará cuando
alguien quiera atacarme y me llevará a su reino en el cielo. ¡Al Señor sea el
honor por toda la eternidad! Así sea.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
El propósito de mi ministerio es llevar aliento y la
unidad al cuerpo de Cristo a través del amor, predicando Su Palabra para que
otros puedan tener las riquezas de pleno entendimiento - que puedan conocer el
misterio de Dios, es decir, Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros
de la sabiduría y el conocimiento. El Señor Jesús se ha convertido en la
sabiduría y el conocimiento de Dios para mí, así que siempre esta dentro de mí
y Él es La Luz que alumbra mi entendimiento por lo que nadie me engaña con argumentos
que niegan el poder de Dios en mi vida.
Si no has recibido a Jesús tú Señor, te invito a hacer la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo
será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el
nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos
2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a
morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que
si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas
11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que
Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos.
Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste
y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho
esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
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