Salmo 119:1-8; 37:4-5; Deuteronomio 4:29; 28:1-14; Hebreos 12:14-17
Dichosos los que van por caminos perfectos,
los que andan conforme a la ley del Señor. Dichosos los que guardan sus
estatutos y de todo corazón lo buscan. Jamás hacen nada malo, sino que siguen
los caminos de Dios. Tú has establecido tus preceptos, para que se cumplan
fielmente. ¡Cuánto deseo afirmar mis
caminos para cumplir tus decretos! No
tendré que pasar vergüenzas cuando considere todos tus mandamientos. Te alabaré con integridad de corazón, cuando
aprenda tus justos juicios. Tus decretos
cumpliré; no me abandones del todo.
Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y
él actuará
Pero si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda
tu alma, lo encontrarás.
Si realmente escuchas al Señor tu Dios, y cumples fielmente todos estos
mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas
las naciones de la tierra. Si obedeces al Señor tu Dios, todas estas
bendiciones vendrán sobre ti y te acompañarán siempre: Bendito serás en la
ciudad, y bendito en el campo. Benditos serán el fruto de tu vientre, tus
cosechas, las crías de tu ganado, los terneritos de tus manadas y los corderitos
de tus rebaños. Benditas serán tu canasta y tu mesa de amasar. Bendito serás en
el hogar, y bendito en el camino. El Señor te concederá la victoria sobre tus
enemigos. Avanzarán contra ti en perfecta formación, pero huirán en desbandada.
El Señor bendecirá tus graneros, y todo el trabajo de tus manos. El Señor tu
Dios te bendecirá en la tierra que te ha dado. El Señor te establecerá como su
pueblo santo, conforme a su juramento, si cumples sus mandamientos y andas en
sus caminos. Todas las naciones de la
tierra te respetarán al reconocerte como el pueblo del Señor. El Señor te
concederá abundancia de bienes: multiplicará tus hijos, tu ganado y tus
cosechas en la tierra que a tus antepasados juró que te daría. El Señor abrirá
los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia
sobre la tierra, y para bendecir todo el trabajo de tus manos. Tú les prestarás
a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie. El Señor te pondrá a la
cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo, con
tal de que prestes atención a los mandamientos del Señor tu Dios que hoy te
mando, y los obedezcas con cuidado. Jamás te apartes de ninguna de las palabras
que hoy te ordeno, para seguir y servir a otros dioses.
Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al
Señor. Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que
ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos; y de que
nadie sea inmoral ni profano como Esaú, quien por un solo plato de comida
vendió sus derechos de hijo mayor. Después, como ya saben, cuando quiso heredar
esa bendición, fue rechazado: No se le dio lugar para el arrepentimiento,
aunque con lágrimas buscó la bendición.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
Me mantengo apartado
de los caminos del mundo y soy bendecido en todo lo que hago.
Mi deleite está en la Palabra de Dios. Guardo los testimonios de Dios y le busco con todo mi corazón. Me rehúso a permitir que el pecado manche mi vida y me
robe las bendiciones de Dios. Mi comportamiento es constante y sin
fluctuaciones. No hay ninguna razón para estar avergonzado, porque doy el máximo respeto a los mandamientos del Señor Jesus. Camino en continua alabanza y adoración para mi Padre Celestial, Él está conmigo en todo lo que hago.
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el
Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16;
Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en
otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com
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