Ezequiel 33: 7-9; Daniel 12:3; Proverbios 11:30; Ezequiel 3:17-27; Juan 16:13; Judas 1:23
Pues a ti, hombre, yo te he puesto como
centinela del pueblo de Israel. Tú deberás recibir mis mensajes y comunicarles
mis advertencias. Puede darse el caso de
que yo pronuncie sentencia de muerte contra un malvado; pues bien, si tú no
hablas con él para advertirle que cambie de vida, y él no lo hace, ese malvado
morirá por su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte. Si tú, en cambio, adviertes al malvado que
cambie de vida, y él no lo hace, él morirá por su pecado, pero tú salvarás tu
vida.
Los hombres sabios, los que guiaron a muchos por el camino recto, brillarán
como la bóveda celeste. ¡Brillarán para siempre, como las estrellas!
La justicia da vida; la violencia la quita.
A ti, hombre, yo te he puesto de centinela para el pueblo de Israel.
Cuando yo te comunique algún mensaje, deberás anunciárselo de mi parte, para
que estén advertidos. Puede darse el caso de que yo pronuncie sentencia de
muerte contra un malvado; pues bien, si tú no hablas a ese malvado y lo
exhortas a dejar su mala conducta para que pueda seguir viviendo, él morirá por
su pecado, pero yo te pediré a ti cuentas de su muerte. Si tú, en cambio, adviertes al malvado y él no
deja su maldad ni su mala conducta, él morirá por su pecado, pero tú salvarás
tu vida. También puede darse el caso de
que un hombre recto deje su vida de rectitud y haga lo malo, y que yo lo ponga
en peligro de caer; si tú no se lo adviertes, morirá. Yo no tomaré en cuenta el
bien que haya hecho y morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su
muerte. Si tú, en cambio, exhortas a ese
hombre a no pecar y él no peca, seguirá viviendo, porque hizo caso de la exhortación,
y tú salvarás tu vida. El Señor puso
allí mismo su mano sobre mí y me dijo: Levántate y sal a la llanura, que allí
te voy a hablar. Me levanté y salí a la llanura, y allí vi la gloria del Señor
como la había visto a orillas del río Quebar. Me incliné hasta tocar el suelo
con la frente, pero el poder de Dios
entró en mí y me hizo poner de pie. Entonces el Señor me habló de esta manera: Ve
y enciérrate en tu casa. Mira, te van a
atar con cuerdas, de manera que no podrás salir y estar con el pueblo. Además
yo haré que la lengua se te quede pegada al paladar, y que te quedes mudo. No
podrás reprenderlos, aunque son un pueblo rebelde. Pero cuando yo quiera
decirte algo, te devolveré el habla y entonces les dirás: Esto dice el Señor.
El que quiera oír, oirá, pero el que no quiera, no oirá. Porque son un pueblo
rebelde.
Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad,
porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará
saber las cosas que van a suceder.
Salvad a unos, sacándolos del fuego, y tened compasión de otros, aunque guardándoos
de ellos y aborreciendo incluso la ropa que visten, que está contaminada por su
mala vida.
DECLARACION
DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Soy
un vigilante que da la alerta de compartir el mensaje del Evangelio de
Jesucristo y de mostrar el Camino de Justicia. No doy la espalda al pecador ni tomo parte en
su destrucción, sino por el contrario, le comparto el mensaje de salvación que
es el Señor Jesus. Con la Palabra de Dios
y Su Santo Espíritu como guía puedo proporcionar la dirección a las personas
que me rodean y tener una cosecha masiva de almas, ya que veo en cada persona
un hermano potencial en el Señor Jesús.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección:
enriqueibarra.@integra.com.sv
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