Nahum 2:2-9; Joel 2:25; Gálatas 3:13-14; 4:5-6; Filipenses 4:19; Romanos 8:32; Proverbios 6:30-31; Génesis 13:2
Porque el Señor restaura la majestad de Jacob, como la
majestad de Israel, pues los destructores lo han arrasado; han arruinado sus
sarmientos. Rojo es el escudo de sus valientes; de púrpura se visten los
guerreros. Mientras se alistan para la batalla y los guerreros agitan sus
lanzas. Desaforados corren los carros por las calles, irrumpen con violencia
por las plazas. Son como antorchas de fuego, como relámpagos zigzagueantes. Convoca
el rey de Nínive a sus tropas escogidas, que en su carrera se atropellan, para
levantar la barricada, pero se abren las compuertas de los ríos y el palacio se
derrumba. Ya está decidido: la ciudad será llevada al exilio. Gimen sus criadas como
palomas, y se golpean el pecho. Nínive
es como un estanque roto cuyas aguas se derraman. "¡Deténganse!" "¡Deténganse!", les gritan, pero
nadie vuelve atrás. ¡Saqueen la plata!
¡Saqueen el oro! El tesoro es inagotable, y abundan las riquezas y los objetos
preciosos.
Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo
lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes,
las pequeñas, las larvas y las orugas.
Cristo nos rescató de la maldición de la ley al
hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: "Maldito todo el que es
colgado de un madero." Así sucedió,
para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a
las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.
Para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de
que fuéramos adoptados como hijos. Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a
nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: "¡Abba!
¡Padre!"
Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten,
conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no
habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?
No se desprecia al ladrón que roba para mitigar su hambre;
pero si lo atrapan, deberá devolver siete tantos lo robado, aun cuando eso le
cueste todas sus posesiones.
Abram se había hecho muy rico en ganado, plata y oro.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
He sido restaurado a la posición de gloria que Dios
originalmente había destinado para mí. Aunque los destructores han tratado de devastar
y arruinar mi vida, El Señor Jesús me ha redimido! Hoy tengo todos los derechos y autoridad como hijo
de Dios. Tengo acceso libre a Su
interminable provisión. Recuperare lo
que el diablo me ha robado y camino confiando plenamente que Dios es mi
proveedor. ! Porque Él es dueño de todo lo creado!
Si no has recibido a Jesús tú Señor, te invito a hacer la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo
será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el
nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos
2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a
morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que
si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas
11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que
Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos.
Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste
y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho
esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
Nota:
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