Juan 10:25-30; 3:16; 6:37; 14:12; 17:20-26; Efesios
1:17-23; 5:1-18; Colosenses 1:29; Filipenses 2:5-13; Gálatas 4:5-9
Jesús les respondió: Os he dicho esto, pero ustedes
no me creen [no confías en mí y pueden confiar en mí por]. Las mismas obras que
yo hago por el poder de mi Padre, y en el testimonio de mi Padre sobre mí
llevan el nombre de [ellas, son mis credenciales y pruebas en apoyo de Mi]. Pero no quieren creer y no confían en mí, ya
que no pertenecen a Mi voz [porque no son ovejas de Mi redil]. Las ovejas que son mías escuchan mi voz, y yo
las conozco, y me siguen. Y yo les doy vida eterna, y nunca la perderá o perecerán
a lo largo de los siglos. Y nadie las
puede arrebatar de mi mano. Mi Padre,
que me las dio, es mayor y más fuerte que todos los [demás], y nadie las puede
arrebatar [ellos] de la mano del Padre. Yo y el Padre uno somos.
Porque tanto
amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él
no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Todos los
que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.
Ciertamente
les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y
aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.
No ruego
sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de
ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti,
permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me
has enviado. Yo les he dado la gloria
que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen
la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que
los has amado a ellos tal como me has amado a mí. Padre, quiero que los que me
has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has
dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo. Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo
sí te conozco, y éstos reconocen que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré
haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo mismo
esté en ellos.
Pido que el
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de
sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor. Pido también que les
sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha
llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, y cuán incomparable es la grandeza de su poder
a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios
ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su
derecha en las regiones celestiales, muy por encima de todo gobierno y
autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no sólo
en este mundo sino también en el venidero. Dios sometió todas las cosas al dominio
de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la iglesia. Ésta, que es su cuerpo, es la plenitud de
aquel que lo llena todo por completo.
Por tanto,
imiten a Dios, como hijos muy amados, y
lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como
ofrenda y sacrificio fragante para Dios.
Entre ustedes ni siquiera debe
mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia,
porque eso no es propio del pueblo santo de Dios. Tampoco debe haber palabras indecentes,
conversaciones necias ni chistes groseros, todo lo cual está fuera de lugar;
haya más bien acción de gracias. Porque
pueden estar seguros de que nadie que sea avaro (es decir, idólatra), inmoral o
impuro tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios. Que nadie los engañe
con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios sobre los
que viven en la desobediencia. Así que
no se hagan cómplices de ellos. Porque ustedes antes eran oscuridad, pero
ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste
en toda bondad, justicia y verdad) y
comprueben lo que agrada al Señor. No
tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien
denúncienlas, porque da vergüenza aun
mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto. Pero todo lo que la luz pone al descubierto
se hace visible, porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se
dice: "Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te
alumbrará Cristo." Así que tengan
cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno,
porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál
es la voluntad del Señor. No se
emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del
Espíritu.
Con este fin
trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí.
La actitud
de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no
consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí
mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le
otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús
se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor, para gloria de Dios Padre. Así que, mis queridos hermanos, como han
obedecido siempre no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia
lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el
querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.
Para
rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como
hijos. Ustedes ya son hijos. Dios ha
enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: "¡Abba!
¡Padre!" Así que ya no eres esclavo
sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero. Antes, cuando ustedes no conocían a Dios, eran
esclavos de los que en realidad no son dioses. Pero ahora que conocen a Dios o
más bien que Dios los conoce a ustedes, ¿cómo es que quieren regresar a esos
principios ineficaces y sin valor? ¿Quieren volver a ser esclavos de ellos?
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Las obras que yo hago
son evidencia de que estoy en el Señor Jesús. Todo el poder que actúa a través
de mí proviene del Nombre de Jesús.
Estoy en Cristo, como el Señor Jesús es uno con el Padre, yo soy uno con
Jesús, y por lo tanto soy uno con el Padre. Mi dependencia total y completa
para el sustento de mi nueva vida solo viene del Señor Jesús. Soy parte de su rebaño - un valioso miembro
de su familia. Mis oídos se han abierto y continuamente escucho Su voz. Él me
conoce personalmente y le sigo sin descanso.
Él me ha dado la vida eterna, y yo nunca la perderé. Estoy seguro bajo
Su cuidado desde ahora y por toda la eternidad. Nadie tiene la capacidad de
arrebatarme de Su Mano. Mi padre, que es mayor que todos, ha puesto su sello
sobre mí y me ha depositado bajo el cuidado de Jesús. Nadie me puede arrebatar
de la mano del Padre. Estoy en Jesús, al igual que Jesús está en el Padre.
Todos somos uno – es la unión más perfecta y completa que sea posible.
Si no has recibido a
Jesús tú Señor, te invito a hacer
la siguiente oración creyendo en tu
corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra
dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste
que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de
nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo
en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi
corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de
mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o
esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
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familiares.
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