Deuteronomio 8:3-5; Mateo 4:4; Isaías 46:4; Salmo 103:13; 119: 93, 105-107; Hebreos 12:4-13
Te humilló y te hizo pasar hambre, pero luego te
alimentó con maná, comida que ni tú ni tus antepasados habían conocido, con lo
que te enseñó que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la
boca del Señor. Durante esos cuarenta
años no se te gastó la ropa que llevabas puesta, ni se te hincharon los pies. Reconoce en tu corazón que, así como un padre disciplina
a su hijo, también el Señor tu Dios te disciplina a ti.
Jesús le respondió: --Escrito está: 'No sólo de pan
vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.'
Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el
mismo, yo los sostendré. Yo los hice, y cuidaré de ustedes; los sostendré y los
libraré.
Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo
es un padre con sus hijos.
Jamás me olvidaré de tus preceptos, pues con ellos me
has dado vida.
Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi
sendero. Hice un juramento, y lo he
confirmado: que acataré tus rectos juicios. Señor, es mucho lo que he sufrido; dame vida
conforme a tu palabra.
En la lucha que ustedes libran contra el pecado,
todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre. Y ya han olvidado por completo las palabras de
aliento que como a hijos se les dirige: "Hijo mío, no tomes a la ligera la
disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y
azota a todo el que recibe como hijo. Lo que soportan es para su disciplina,
pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no
disciplina? Si a ustedes se les deja sin
la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos. Después
de todo, aunque nuestros padres humanos nos disciplinaban, los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con
mayor razón, al Padre de los espíritus, para que vivamos? En efecto, nuestros
padres nos disciplinaban por un breve tiempo, como mejor les parecía; pero Dios
lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su santidad. Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento
de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después
produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por
ella. Por tanto, renueven las fuerzas de
sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas. "Hagan sendas derechas
para sus pies", para que la pierna coja no se disloque sino que se sane.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Mi vida no se sostiene solamente con alimentos, sino con
toda Palabra que sale de la boca de mi Padre Celestial. He puesto Su Palabra delante de mí, porque de
ella mana la vida. Mi ropa no se
desgasta y mis pies no se han hinchado. Como
mi padre terrenal me amaba y me disciplinaba, así mi Padre Celestial me disciplina para que
mi vida produzca una gran cosecha de justicia y paz. Camino en el amor de mi Señor Jesús, mi senda
es derecha y mi vida es totalmente victoriosa.
Si no has recibido a Jesús tú Señor, te invito a hacer la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo
será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el
nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos
2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a
morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que
si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas
11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que
Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos.
Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste
y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho
esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
Nota:
Este blog esta todos los
días en la misma dirección, búscalo y compártelo con tus amigos y familiares.
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