Efesios 4:14-15; Romanos 16:17-19; 1 Corintios 13:9-13; 14:20; 2 Timoteo 2:14-21; 1 Pedro 3:10-12
Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y
llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los
artificios de quienes emplean artimañas engañosas. Más bien, al vivir la verdad
con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir,
Cristo Jesús.
Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que
causan divisiones y dificultades, y van en contra de lo que a ustedes se les ha
enseñado. Apártense de ellos. Tales individuos no sirven a Cristo nuestro
Señor, sino a sus propios deseos. Con
palabras suaves y lisonjeras engañan a los ingenuos. Es cierto que ustedes
viven en obediencia, lo que es bien conocido de todos y me alegra mucho; pero
quiero que sean sagaces para el bien e inocentes para el mal.
Porque conocemos y profetizamos de manera
imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando
yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando
llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como
en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera
imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues,
permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más
excelente de ellas es el amor.
Hermanos, no sean niños en su modo de pensar.
Sean niños en cuanto a la malicia, pero adultos en su modo de pensar.
No dejes de recordarles esto. Adviérteles
delante de Dios que eviten las discusiones inútiles, pues no sirven nada más
que para destruir a los oyentes. Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la
palabra de verdad. Evita las palabrerías profanas, porque los que se dan a
ellas se alejan cada vez más de la vida piadosa, y sus enseñanzas se extienden
como gangrena. Entre ellos están Himeneo y Fileto, que se han desviado de la
verdad. Andan diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, y así trastornan la
fe de algunos. A pesar de todo, el
fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme, pues está sellado con esta
inscripción: «El Señor conoce a los suyos»,
y esta otra: «Que se aparte de la maldad todo el que invoca el nombre
del Señor». En una casa grande no sólo hay vasos de oro y de plata sino también
de madera y de barro, unos para los usos más nobles y otros para los usos más
bajos. Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble, santificado,
útil para el Señor y preparado para toda obra buena.
En efecto, «el que quiera amar la vida y gozar
de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de
proferir engaños; que se aparte del mal
y haga el bien; que busque la paz y la siga. Porque los ojos del Señor están
sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; pero el rostro del
Señor está contra los que hacen el mal.»
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
Ya no soy como un niño, zarandeado
por cualquier tormenta de circunstancias del mundo o viento de doctrina que se comparta
a mí alrededor. No voy a caer como presa
fácil a la astucia de los hombres que tuercen la Palabra de Dios, para sus
propios fines. Gracias a la comunión con
el Señor Jesús y la Verdad de Su Palabra, vivo en Su amor, me mantengo firme, dejándome
guiar y enseñar por la Palabra del Señor
Jesús mi Dios y así crezco conociéndole más a El hasta llegar a ser como El.
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el
Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16;
Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en
otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.
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