1 Juan 4:7, 9-10; Juan 17:20-26; 1 juan 2:11; 3:10-11, 16-18; Juan 3:16-17; Efesios 2:1-10 Gálatas 4:4-6 Romanos 5:6-8
Amados,
amémonos unos a otros, porque el
amor es de Dios. Todo aquel que ama es
nacido de Dios y conoce a Dios. En esto se mostró el amor de Dios para con
nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por
él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a
su Hijo en propiciación por nuestros
pecados.
Pero no ruego solamente por estos,
sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para
que todos sean uno; como tú, Padre,
en mí y yo en ti, que también
ellos sean uno en nosotros, para que el
mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me
enviaste, y que los has amado a ellos
como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo esté, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado, pues me has amado desde antes de la fundación
del mundo. Padre justo, el mundo no te
ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a
conocer aún, para que el amor con que me
has amado esté en ellos y yo en ellos.
Pero el que odia a su hermano está en tinieblas y anda en
tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.
En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo
aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios. Este es el mensaje que habéis oído desde el
principio: que nos amemos unos a otros.
En esto hemos conocido el amor,
en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras
vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su
hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
De tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree
no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para
que el mundo sea salvo por él.
Él os dio vida a vosotros, cuando
estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del
aire, el espíritu que ahora opera en los
hijos de desobediencia. Entre ellos
vivíamos también todos nosotros en otro tiempo,
andando en los deseos de nuestra carne,
haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, lo
mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio
vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos). Juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las
abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús, porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios. No por
obras, para que nadie se gloríe, pues
somos hechura suya, creados en Cristo
Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiéramos la adopción de
hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de
su Hijo, el cual clama: ¡Abba,
Padre!
Cristo, cuando aún éramos
débiles, a su tiempo murió por los
impíos. Ciertamente, apenas morirá
alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguien tuviera el valor de
morir por el bueno. Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros
DECLARACION
DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Muestro mi amor orando
por todo el Cuerpo de Cristo. Pongo toda mi capacidad para dar del amor viene de Dios. Como el Señor Jesús esta
en mi, yo en Él, y Él en mí, Su amor se derrama delante de mí en abundancia. Dios
ha mostrado Su amor por mí al enviar al Señor Jesús al mundo para que viva por El.
La forma más pura de amor, porque Señor Jesús es Amor. El Padre comenzó esta
vida de amor para que la disfrute en Él. Él me ha perdonado de todo pecado y ahora soy
hijo de Dios Todopoderoso.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección:
enriqueibarra.@integra.com.sv
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