Juan 14:15-21; Juan 15:10-12; 16:7-14, 27; 20:26; Hechos 1:5, 8; 1 Corintios 3:16; 15:57; Gálatas 2:20-21; 1 Juan 4:4
Si me amáis, guardad mis
mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté
con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora
con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía
un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo,
vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi
Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los
guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le
amaré, y me manifestaré a él.
Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he
guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os
he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a
otros, como yo os he amado.
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera,
el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de
pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de
justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este
mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las
podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo
lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará;
porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis
creído que yo salí de Dios.
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos
Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les
dijo: Paz a vosotros.
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados
con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo
último de la tierra.
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en
vosotros?
Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de
nuestro Señor Jesucristo.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la
ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el
que está en vosotros, que el que está en el mundo.
DECLARACION
DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Amo a Jesús con todo mi corazón
y obedezco Sus mandamientos. Él ha pedido al Padre Celestial que me de un Consolador,
Fortalecedor y un Maestro, que permanecerá conmigo para siempre. Él es el
Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no sabe ni lo
conoce. Yo lo conozco. Él ha fijado su
residencia dentro de mi espíritu. Esta
literalmente, dentro de mí en este momento. Dios el
Espíritu Santo, habita en mi corazón. Jesús no me ha dejado solo, desolado y desamparado.
Él ha venido a mí, con pasión y
propósito, a ver que tenga la victoria en todo lo que hago. Porque Él vive, yo
vivo también. A medida que Jesús está en el Padre, estoy en Él y Él está en mí.
Le muestro mi amor por Él al aferrarme a sus mandamientos y hacer todo lo que
Él me ha enseñado a hacer. Me siento muy querido y apreciado por mi Padre Celestial,
y el mismo Jesús me ama y se manifiesta a mí.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección:
enriqueibarra.@integra.com.sv
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