Mateo 10:37-39; Lucas 14:26; Marcos 8:34; Juan 12:25; Efesios 5:1-18; Gálatas 2:20; Romanos 6:3-11; 2 Pedro 1:4
Cualquiera que ame a su padre o madre más de lo que me
ama a mí, no es digno de mí; cualquiera que ame a su hijo o hija más de lo que
me ama a mí, no es digno de mí. Y
cualquiera que no tome su cruz de ejecución y me siga, no es digno de mí. Cualquiera que encuentre su propia vida, la
perderá; pero la persona que pierda su vida por mi causa, la encontrará.
Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre,
mujer, hijos, hermanos y hermanas; sí, y aun también su propia vida, no puede
ser mi discípulo.
Entonces Jesús llamó a la multitud y a sus discípulo
hacia El, y les dijo: Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, coja su cruz de ejecución y permanezca
siguiéndome.
Yo les he dicho estas cosas mientras todavía estoy con
ustedes.
Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, y
lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como
ofrenda y sacrificio fragante para Dios. Entre ustedes ni siquiera debe
mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia,
porque eso no es propio del pueblo santo de Dios. Tampoco debe haber palabras
indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo lo cual está fuera
de lugar; haya más bien acción de gracias. Porque pueden estar seguros de que
nadie que sea avaro (es decir, idólatra), inmoral o impuro tendrá herencia en
el reino de Cristo y de Dios. Que nadie
los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios
sobre los que viven en la desobediencia. Así que no se hagan cómplices de ellos. Porque ustedes antes eran oscuridad, pero
ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad,
justicia y verdad) y comprueben lo que agrada al Señor. No tengan nada que ver con las obras
infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los
desobedientes hacen en secreto. Pero
todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, porque la luz es lo que hace que todo sea
visible. Por eso se dice: Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los
muertos, y te alumbrará Cristo. Así que tengan cuidado de su manera de vivir.
No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento
oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino
entiendan cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, que lleva al
desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu.
He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino
que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el
Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.
¿Acaso no saben
ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en
realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos
sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el
poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva. En efecto, si hemos estado unidos con él en su
muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que lo que antes éramos fue
crucificado con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de
modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere
queda liberado del pecado. Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos
que también viviremos con él. Pues sabemos que Cristo, por haber sido
levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no
tiene dominio sobre él. En cuanto a su
muerte, murió al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para
Dios. De la misma manera, también
ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.
Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas
promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el
mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
El Señor Jesús es el primer amor de mi vida. Mi relación con Él es la relación más
importante que tengo. He tomado mi lugar
con el Señor Jesús, y firmemente me ajusto totalmente a Su forma de vida. Mi
viejo ser (la naturaleza pecaminosa) murieron con Jesús en la cruz y me he vestido
del nuevo hombre (la naturaleza divina). He sido renovado en mi espíritu por Cristo
Jesús y ahora estoy viviendo la nueva Vida que Dios me ha dado.
Si no has recibido a Jesús tú Señor, te invito a hacer la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo
será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el
nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos
2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a
morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que
si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas
11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que
Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos.
Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste
y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho
esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
Nota:
Este blog esta todos los
días en la misma dirección, búscalo y compártelo con tus amigos y familiares.
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