jueves, 23 de febrero de 2012

El Señor Jesús me ha enviado a levantar Su obra


Edras 6:7-14; Mateo 6:10-11; Romanos 12:1; Salmo 23; 91; Gálatas 4:4-6; 2 Crónicas 20:20; Daniel 3:29

Y no estorben la obra de reconstrucción del templo de Dios. Dejen que el gobernador de la provincia de Judá y los dirigentes judíos reconstruyan el templo en su antiguo sitio.  También he decidido que ustedes deben prestarles ayuda, sufragando los gastos de la reconstrucción del templo con los impuestos que la provincia al oeste del río Éufrates paga al tesoro real. No se tarden en pagar todos los gastos, para que no se interrumpan las obras. Además, todos los días, sin falta, deberán suministrarles becerros, carneros y corderos para ofrecerlos en holocausto al Dios del cielo, junto con trigo, sal, vino y aceite, y todo lo que necesiten, según las instrucciones de los sacerdotes que están en Jerusalén. Así podrán ellos ofrecer sacrificios gratos al Dios del cielo y rogar por la vida del rey y de sus hijos. He determinado así mismo que, a quien desobedezca esta orden, lo empalen en una viga sacada de su propia casa, y que le derrumben la casa. ¡Que el Dios que decidió habitar en Jerusalén derribe a cualquier rey o nación que intente modificar este decreto o destruir ese templo de Dios! Yo, Darío, promulgo este decreto. Publíquese y cúmplase al pie de la letra. Terminación y dedicación del templo  Entonces Tatenay, gobernador de la provincia al oeste del río Éufrates, y Setar Bosnay y sus compañeros cumplieron al pie de la letra lo que el rey Darío les había ordenado. Así los dirigentes judíos pudieron continuar y terminar la obra de reconstrucción, conforme a la palabra de los profetas Hageo y Zacarías hijo de Idó. Terminaron, pues, la obra de reconstrucción, según el mandato del Dios de Israel y por decreto de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia.

Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo. Danos hoy los alimentos que necesitamos cada día,

Por eso hermanos, les ruego que entreguen toda su vida como sacrificio vivo a Dios, quien nos ha mostrado compasión. Esa ofrenda que es su vida debe estar dedicada solamente a Dios para poder agradarle. Esta clase de adoración es la que realmente tiene sentido."

El Señor es mi pastor, nada me falta. Me lleva a descansar a prados verdes, y me conduce a manantiales de agua fresca. Él renueva mi alma. Me lleva por buenos caminos para mostrarme lo bondadoso que es. Aunque pase por caminos oscuros y tenebrosos, no tendré miedo. Porque tú, Señor, estás a mi lado; Tu vara y tu bastón me reconfortan. Me preparaste un banquete delante de mis enemigos; ungiste mi cabeza con aceite, has llenado mi copa hasta rebosar. Tu bondad y tu fiel amor estarán conmigo toda la vida. Y entraré a la casa del Señor para quedarme allí para siempre.

El que habita a la sombra del Altísimo, se acoge a la protección del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: Tú eres mi refugio, mi fortaleza. Dios mío, confío en ti. Dios te salvará de los peligros escondidos y de las enfermedades peligrosas; pues te protegerá con sus alas y bajo ellas hallarás refugio. Su fidelidad será tu escudo y tu muralla protectora. No te atemorizarán los peligros de la noche, ni las flechas que se lanzan en el día; tampoco las plagas que llegan en la noche, ni las epidemias que a plena luz del día causan destrucción. Mil caerán muertos a tu izquierda y diez mil a tu derecha, pero a ti no te sucederá nada. Sólo fíjate y verás que los perversos recibirán su merecido. Porque tú confiaste en el Señor e hiciste que el Altísimo fuera tu protección. Nada malo te sucederá, ni habrá enfermedades en tu casa.   Porque él dará orden a sus ángeles para que te protejan a dondequiera que vayas.  Ellos te levantarán con sus manos para que no te tropieces con piedra alguna. Pisotearás leones y serpientes venenosas, triunfarás sobre cachorros de león y dragones. Yo lo salvaré porque confió en mí; lo protegeré porque reconoce mi nombre. Me llamará y yo le responderé; estaré con él cuando se encuentre en dificultades; lo rescataré y haré que le rindan honores. Haré que disfrute de una larga vida y le mostraré mi salvación

Pero cuando llegó el momento oportuno, Dios nos mandó a su hijo, que nació de una mujer y vivió bajo la ley. Así lo hizo Dios para poder comprar nuestra libertad de la ley y adoptarnos como sus hijos. Ustedes son hijos de Dios; y por lo tanto, él puso el Espíritu de su Hijo en nosotros, y ese Espíritu grita: ¡Querido padre!

Se levantaron al día siguiente bien temprano y salieron al desierto de Tecoa. Mientras salían Josafat dijo: Escúchenme, habitantes de Judá y Jerusalén, confíen en el Señor su Dios y serán salvos; confíen en sus profetas y tendrán éxito.

Ahora doy otra orden: cualquier persona, de cualquier país o de cualquier lengua, que hable mal o en contra del Dios de Sadrac, Mesac y Abednego será descuartizado. Su casa será destruida hasta que quede convertida en un montón de tierra y escombros. Pues no hay otro dios que pueda salvar como este.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Mi Padre  Celestial cuida de mí continuamente. Su abundante provisión está conmigo en todas las empresas que llevo a cabo.  Su tesoro real ofrece todo lo que necesito para hacer Su voluntad en esta tierra. Todo lo que necesito me es dado cada día y sin falta.  Por lo tanto, no puedo ser impedido o detenido. Me ofrezco como sacrificio vivo ante el Señor Jesucristo y continuamente oro por sus líderes y sus hijos.  Estoy bajo Su constante protección como alguien que tiene alianza con Dios.  Soy un miembro de la familia de Dios. Él me ha dado Su nombre y en Su Nombre derroco a cualquier enemigo que intente destruirme.  Continuamente construyo y prospero bajo la dirección de Sus profetas.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com

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