viernes, 6 de enero de 2012

Permanezco siempre en la voluntad del Señor Jesús.


1 Juan 2:15-17; Romanos 12:1-2; 2Corintios 6:14; Santiago 4:4; Gálatas 5:19-21; Juan 3:16-18

No améis al mundo, ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.  Porque todo lo que hay en el mundo -los malos deseos de la carne, la codicia de los ojos y la soberbia de la vida-, no procede del Padre, sino del mundo.  Y el mundo y sus deseos se pasan. En cambio, el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.
NRV1990

Así, hermanos, os ruego por la misericordia de Dios, que presentéis vuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto razonable.  Y no os conforméis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que podáis comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos. Porque, ¿qué tiene en común la justicia con la injusticia? ¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas?*

¡Adúlteros! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? El que quiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios.

Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,  idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, explosiones de ira, contiendas, divisiones, sectarismos, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes. Os advierto, como ya os previne, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él, no perezca, sino tenga vida eterna.  Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que cree en él, no es condenado. Pero el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el Nombre del único Hijo de Dios.


 DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


No aprecio las cosas que el mundo tiene, y me ofrece (porque estan fuera de la voluntad de  Dios), porque el Señor Jesús me ensena en Su Palabra que aquellos que aprecian el mundo no tienen el amor del Padre Celestial ni el del Señor Jesús. También sé que todo el mundo - los deseos de la naturaleza caída, es la jactancia arrogante, y toda cosa semejante no proviene del Padre Celestial, sino del mundo. El mundo y todas sus cosas  pasarán, pero yo, como un nacimiento no por sangre humana sino por el Espíritu de Dios, hago la voluntad de Dios, permanezco en vivo y en el Señor Jesús permanezco vivo por toda la eternidad.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv

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