Salmo 91:1; 27:5; 31:15; Romanos 8:2; Gálatas 3:13-15; Jeremías 17:5-8
El que habita a la sombra del Altísimo, se acoge a la
protección del Todopoderoso.
Cuando esté en peligro el Señor me protegerá en su casa. Él me esconderá
bajo su techo, me llevará a un lugar seguro.
Mi vida está en tus manos; sálvame de mis enemigos y de los que me
persiguen
Porque por medio de Cristo Jesús, la ley del Espíritu que da vida te
liberó de la ley que trae pecado y muerte.
Cristo pagó para librarnos de la maldición de la ley y aceptó estar bajo
maldición en lugar de nosotros. La Escritura dice: maldito todo aquel cuyo
cuerpo es colgado en un árbol. Cristo
hizo eso para que las bendiciones que recibió Abraham llegaran a las demás
naciones. Las bendiciones vienen a través de Jesucristo para que por medio de
la fe pudiéramos recibir el Espíritu que Dios prometió.
Esto dice el Señor: Maldito el ser humano que confía en su semejante; el
que se apoya en otros seres humanos mientras se aparta del Señor. Será como un
arbusto en el desierto que no experimentará la llegada del bien, pues está
plantado en la sequedad del desierto; tierra árida, donde no vive nadie.
Bendito el ser humano que confía en el Señor. El Señor será su
confianza. Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces
hacia la corriente y no teme cuando llega el calor. No se preocupa en época de
sequía y nunca deja de dar fruto.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
No importa el tiempo, las
circunstancias que me rodean he decidido habita bojo la sombra de mi Señor Jesús,
donde no corro riesgo alguno, porque Él lo dice que es mi refugio y fortaleza. Y
En el Señor Jesús he recibido Su Espíritu que me ha afirmado mi confianza en el Señor y
me plantado en Su Palabra compartiéndola a mi prójimo y sé que da fruto en la
vida de él como lo hace en mi vida.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso
que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los
muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo
prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección:
enriqueibarra.@integra.com.sv
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