Ezequiel 11:17-20; Salmo 105:45; Tito
3:5; Romanos 5:10, 6:14; Juan 10:10; Gálatas 4:5-6
Di por tanto: Así ha dicho el Señor Jehová: Yo os
recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis
esparcidos, y os daré la tierra de Israel. Y vendrán allá, y
quitarán de ella todas las cosas detestables, y todas sus
abominaciones. Y les daré un corazón; y un espíritu nuevo
pondré dentro de ellos, y quitaré de su carne el corazón de piedra, y les daré
un corazón de carne; para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis juicios y
los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
Para que guardasen sus estatutos, Y observasen sus
leyes. Aleluya
Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la
regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con
Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos
por su vida.
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues
no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y
destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.
Para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a
fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros
corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE
DIOS
He sido reconciliado con Dios.
Jesús me ha dado un espíritu nuevo y ahora tengo un corazón sin divisiones y dedicado a Su voluntad. Ya no tengo un corazón de piedra, frio, gobernado por el diablo, sino que Dios me ha dado un corazón de carne, lleno de la vida de Dios. Como hijo nacido de nuevo en Jesús, ahora puedo vivir libre de pecado. Todas las cosas que en mi vida deshonraban Su Nombre han sido quitadas. Y me mantengo en la ley del amor, que es la perfecta ley de la libertad, para mi vida. Vivo cada día en plena conciencia de que soy hijo de Dios y que Él es mi Padre.
Jesús me ha dado un espíritu nuevo y ahora tengo un corazón sin divisiones y dedicado a Su voluntad. Ya no tengo un corazón de piedra, frio, gobernado por el diablo, sino que Dios me ha dado un corazón de carne, lleno de la vida de Dios. Como hijo nacido de nuevo en Jesús, ahora puedo vivir libre de pecado. Todas las cosas que en mi vida deshonraban Su Nombre han sido quitadas. Y me mantengo en la ley del amor, que es la perfecta ley de la libertad, para mi vida. Vivo cada día en plena conciencia de que soy hijo de Dios y que Él es mi Padre.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.
Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y
«que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).
Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga
nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré
lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el
Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por
entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser
el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme a la
siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv
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