Oseas 14: 1-2, Hechos de Los Apóstoles 2:38-39
· Regresa, Israel, a YAHWEH tu Elohim, porque tu iniquidad te ha hecho tropezar. Toma palabras contigo, y regresa a YAHWEH; háblale a El, para que no recibas la paga de tus transgresiones, y acepta lo que es bueno; pagaremos de una vez las ofrendas de nuestros labios.
· Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados --les contestó Pedro--, y recibirán el don del Espíritu Santo. En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS
Me he arrepentido de mis pecados y camino en la justicia. He confesado mis pecados delante de Dios y he recibido a Jesús como mi único y suficiente Señor y Salvador. Ahora tengo una posición de favor delante de Dios y libremente puede ofrecerle el fruto de mis labios para alabanza de Su gloria. Entro en la presencia de Dios y recibo de Él continuamente. Siembro la palabra de Dios en mi espíritu y permanezco en Su presencia y Su Palabra nunca deja de producir una cosecha de justicia en mi vida.
Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él, porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo, Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.
Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).
Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4). Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
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