Deuteronomio 8: 3-5 RV95
Te afligió, te hizo pasar hambre y te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. El vestido que llevabas puesto nunca envejeció, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. Reconoce asimismo en tu corazón, que, como castiga el hombre a su hijo, así Jehová, tu Dios, te castiga.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Mi vida no es sostenida por los alimentos ni mis esfuerzos, sino por toda Palabra que sale de la boca de mi Padre Celestial. Su Palabra siempre está delante de mí, porque es la vida para mí, aunque mi cuerpo se envejece, el Señor Jesús me sustenta y me rejuvenece. Así como un padre ama y por ende disciplina a su hijo y lo cuida mucho, también lo hace el Padre Celestial con amor, disciplina con Su Palabra y me manda que no me aparte de ella y le obedezca.
Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él, porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo, Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.
Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).
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