jueves, 31 de marzo de 2011

Puedo Habitar En La Tierra Seguro


Ezequiel 34:23-27 NVI
Entonces les daré un pastor, mi siervo David, que las apacentará y será su único pastor.  Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe. Yo, el Señor, lo he dicho.  "Estableceré con ellas un pacto de paz: haré desaparecer del país a las bestias feroces, para que mis ovejas puedan habitar seguras en el desierto y dormir tranquilas en los bosques.  Haré que ellas y los alrededores de mi colina sean una fuente de bendición. Haré caer lluvias de bendición en el tiempo oportuno.  Los árboles del campo darán su fruto, la tierra entregará sus cosechas, y ellas vivirán seguras en su propia tierra. ¡Y cuando yo haga pedazos su yugo y las libere!

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Jesús es el Señor de mi vida y Él me cuida minuciosamente.  Dios es mi Padre y yo soy su hijo. Tenemos un pacto de paz entre nosotros. Debido a esto, los peligros que vienen de Satanás y sus huestes ya no son una amenaza para mí. Estoy bajo la cobertura y protección de Dios, lo que hace que viva en paz y seguridad. Estoy completamente bendecido,  con toda la bendición de mi Padre Celestial y Él ha bendecido todo a mí alrededor por causa de Jesucristo. Dios envía lluvias de bendición en Su tiempo perfecto. He sido redimido de la maldición y Jesús me rescató de  la esclavitud. La maldición ya no existe sobre mi tierra y  mi vida. A causa del Señor Jesús ahora puedo esperar nada más que lo bueno de Dios, ahora y para siempre.
Leer fonéticamente

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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