domingo, 20 de febrero de 2011

El Señor Jesús Me Llama Por Mi Nombre



Juan 10:1-5

Entonces Jesús dijo: “Les aseguro que el que no entra en el redil de las ovejas por la puerta es un ladrón y un bandido. Pero el que entra por la puerta es el pastor que cuida las ovejas. El portero le abre la puerta, y el pastor llama a cada oveja por su nombre, y las ovejas reconocen su voz; las saca del redil, y cuando ya han salido todas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz. En cambio, a un desconocido no lo siguen, sino que huyen de él, porque desconocen su voz.”

 

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Entiendo perfectamente que sólo hay una manera de entrar en el redil de las ovejas de Jesús. Sólo hay un camino a la presencia del Padre y en la familia de Dios. Jesús es el Camino. No es obra de mi justicia, la penitencia, o la religión que me harán llegar allá. Jesús es el único Camino. Sólo Él es la puerta y el pastor de la grey a la que pertenezco. Oigo la voz de mi pastor, lo sigo con fidelidad, y hago todo lo que Él que me pide. Me llama por mi nombre y me lleva por el camino de la vida. Él camina delante de mí y yo lo sigo porque conozco Su voz. Nunca seguiré a un extraño (la voz de la mentira, y los falsos maestros).  No tengo intimidad con extraños y no reconozco esa  voz como verdadera, por lo tanto, rechazo su llamado.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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