Lucas 6:35-38; Romanos 13:10; Hebreos 13:16; Mateo 5:46-48; 7:1-5; 18:21-22; Marcos 11:25; Proverbios 19:17; 28:27; Génesis 12:1-3; Santiago 2:13
Amad, pues, a vuestros
enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro
galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los
ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es
misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis
condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena,
apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma
medida con que medís, os volverán a medir.
El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el
amor.
Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales
sacrificios se agrada Dios.
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen
también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente,
¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro
Padre que está en los cielos es perfecto.
No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis
juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la
paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu
propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he
aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo,
y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a
mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino
aun hasta setenta veces siete.
Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que
también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras
ofensas. A Jehová presta el que da al pobre,
Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.
El que da al pobre no tendrá pobreza;
Mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones.
Pero Jehová había dicho a Abram:
Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que
te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te
maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere
misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
Toda
mi forma de actuar con respecto a mis semejantes esta fundamentado en el mandamiento
del amor. Incluyendo a las personas que están
en mi contra, soy amable y bueno con ellos y no pongo ninguna condición para
poder ayudarles cuando lo necesitan. No soy movido por la forma en que ellos me
responden, ni detengo mis bendiciones cuando me dañan. Incluso si soy rechazado
no se los tomo en cuenta. Sé que mi
Padre Celestial esta atento a mis actitudes que deben ser como Él dice en Su
Palabra; de acuerdo a Su mandamiento del amor
hay bendición abundante. Esto es lo que el Señor Jesús me mando a vivir
en este mundo; ser diferente al mundo y a dar testimonio de que El que vive en
mi y es verdadero y así poder hablar de Él con libertad y autoridad de lo que
el Señor Jesús ha hecho en mi y como Él es de bueno, misericordioso, y como Él
me ha redimido (comprado con Su Sangre para ser libre) y como ha quitado la
carga del pecado en la cruz. Y lo que yo he recibido por gracia, lo doy también a mis
amigos como los enemigos. Así ellos pueden
disfrutar de los benéficos que Dios tiene para cada uno en Jesucristo Su Hijo. Por
lo tanto, voy a caminar siendo guiado por el Espíritu Santo en misericordia y compasión como Él lo hizo conmigo.
No busco el juicio ni la condenación de los que están en el mundo, y cuando alguien se levanta en mi contra le
bendigo en el nombre del Señor Jesús y
pongo la situación ante mi Padre Celestial para que El obre con justicia. El Señor Jesús me enseña en Su Palabra que soy
bendecido cuando doy a los que me rodean
porque yo recibo de El una medida abundante y rebosante. Esa es la bendición de ser un dador en el Reino
de Dios.
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el
Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16;
Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en
otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com