jueves, 9 de diciembre de 2010

Nueva Creatura En Cristo

2 Corintios 5:14-21 (RV95)
El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación: Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


El amor de Jesús está dentro de mí y me manda actuar en Su Nombre, porque estoy convencido de que toda la humanidad, fuera de Cristo, se encuentra en un estado de muerte espiritual y sin Él, todos vamos al infierno.  Sé con certeza que he muerto con Él en la cruz. Él me sustituyó y llevó el pecado de toda la humanidad a la cruz. Él murió por mí,  ya no vivo para mí, hoy vivo para Él,  por  Jesús que murió por mí y resucitó para mi justificación. Por lo tanto, de ahora en adelante ya no me considero, ni cualquiera de mis hermanos y hermanas en Cristo, desde una perspectiva mundana, porque volví a nacer junto con Él en Su resurrección y, en Él, me he convertido en una nueva creación (una nueva especie de hombre)  parte de una nueva raza santa. Mi viejo hombre  (que era un miembro de la familia del diablo con la naturaleza propia de diablo) fue crucificado con Jesús. Pero ahora mi espíritu se ha recreado con la naturaleza misma de Dios y me he convertido en un hijo / hija en Su familia real.  Todo es de Dios, que a través de Jesús, me ha reconciliado en sí mismo, por lo que me da la bienvenida en su presencia en cualquier momento y en cualquier lugar. Por otra parte, Dios me ha honrado con el ministerio de la reconciliación - el ministerio de proclamar a todos que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, sin contar sus pecados en contra de ellos. Este es el mensaje que nos ha encomendado a mí y me tomo en serio esta responsabilidad. Ahora soy un embajador de Cristo, como si Dios mismo hiciera el llamamiento a la humanidad a través de mí. Dios hizo a Jesús, el Mesías, sin pecado, para convertirse en el pecado por mí, y Él me ha hecho la justicia de Dios. En vista de ello, invito a todos, como representante elegido de Jesús, que se reconcilien con Dios, porque su justicia y la justificación son puestas a disposición de todos y cada uno que invoque Su Nombre.

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén